Conocer el
nombre y las relaciones que tuvieron nuestros antepasados. Investigar que
desarrollaron a lo largo de sus vidas. A qué se dedicaron, en qué trabajaron. Cómo
resolvieron sus conflictos.......
Nos hacemos
preguntas de este tipo cuando nos damos cuenta del valor que tiene la propia
historia familiar, es decir, la genealogía , para conocernos nosotros
mismos y para tomar conciencia de que las vidas de unos y otros miembros de nuestra familia están perfectamente conectadas.
La genealogía
sirve para reforzar y fortalecer los lazos de apego que se dan entre los
miembros de una familia. El sentimiento de unidad se acentúa y se intensifica la comprensión y la aceptación positiva de lo que nos está
tocando vivir.
Nuestro
bagaje cultural y biológico es visible. Si nos remontamos a lo que sabemos de
nuestros abuelos lo podemos perfectamente constatar en nuestra propia existencia por que casi estamos
pasando por experiencias muy parecidas a las de ellos.
Descubrimos que desarrollamos gustos o
intereses que ya estaban en nuestros antepasados. Nos damos cuenta de que
volvemos a repetir modelos de comportamiento o
maneras de reaccionar casi
idénticos a los que ellos desarrollaron en la línea del pasado.
¿Tan
importante es ese marco de referencia familiar que se llama árbol genealógico?
En la base de
nuestro ser social tenemos unas redes muy cohesionadas y estructuradas. Son las
redes sociales de nuestra historia.
Tenemos dos padres, cuatro abuelos, ocho bisabuelos....toda una inmensidad de personas que vivieron muchos años atrás y que nos han legado parte de su genoma. Si nos remontamos tan solo doscientos años atra´s el número de nuestros antepasado aumenta a unos mil individuos y, probablemente, todos ellos han contribuido a nuestro genoma. ! Bueno solo a uno de nuestros apellidos por ejemplo el de la línea paterna. Otro tanto ha ocurrido con el apellido recibido por parte de madre
Nuestra constitución física, el
temperamento, la inteligencia o el caracter moral, el modo en que manifestamos nuestros valores,
han ido llegando hasta nosotros y los hemos ido modificando para
adaptarlos a nuestra propia vida.
¡ Y ahí está nuestro gran apoyo ¡
¡ Ahí residen en parte las fortalezas con
que nos enfrentamos y afrontamos las experiencias buenas o malas que nos
presenta la vida !
Nuestros antepasados han tejido una gran red social y afectiva que es nuestra familia a
lo largo de cientos y cientos de años.
Esa red nos mantiene conectados en un
espacio y en un tiempo, para darnos seguridad o para entrar en sintonía con ellos, para darnos
protección o por el contrario para entrar
conflicto con nuestra propia existencia
Nuestra historia familiar debe ser
conocida y comprendida. A partir de ella aprendemos a aceptarnos y a ponernos en lugar del otro. No perdamos la
relación de apego que debe existir entre los miembros de una misma familia,
máxime cuando esta es multitudinaria.
Elisa Sampelayo